miércoles, 24 de julio de 2013

Maquiavelo, el bueno. EL PRÍNCIPE, 500 AÑOS DESPUÉS. Por: Hernán D. Caro. ARCADIA Julio 18, 2013

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Fecha: 24 de julio de 2013 18:14
Asunto: Maquiavelo, el bueno. El príncipe, 500 años después / ARCADIA Publicado el: 2013-07-18
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EL PRÍNCIPE, 500 AÑOS DESPUÉS


Maquiavelo, el bueno




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Maquiavelo, el bueno


Maquiavelo

El príncipe, 500 años después


Si bien solo fue publicado en 1531 de manera póstuma, Maquiavelo escribió su famoso tratado El príncipe hace 500 años, en 1513, mientras estaba recluido en su casa en San Casciano, tras salir de prisión, acusado de conspirar contra los Medici. Pero ¿era acaso Maquiavelo un hombre tan malo? ¿Merecía ese destino su nombre, el de encarnar la conjunción de inteligencia y maldad?


Por: Hernán D. Caro. Berlín.

ARCADIA Publicado el: 2013-07-18 , http://www.revistaarcadia.com/impresa/libros/articulo/maquiavelo-bueno/32430

Las palabras tienen vida propia. Uno dice “dantesco” y se imagina un caldo sanguinolento de cuerpos descuartizados y gritos horribles de almas condenadas al sufrimiento eterno. Dice “kafkiano” y piensa en un deprimente laberinto de oficinas, en una fila interminable y absurda para hacer un reclamo en un banco. Dante, sin embargo, pensaba que había escrito en la Divina comedia una alegoría piadosa sobre la aventura del alma hacia Dios, y Kafka les leía a sus amigos sus novelas muerto de la risa.
Algo parecido ocurre con la palabra “maquiavélico”, que simboliza en nuestros días todo comportamiento cruel, falso y malicioso entre personas poderosas. Y no se trata de una tendencia reciente: ya en el siglo xvi Shakespeare hablaba de “Maquiavelo el asesino”, y en su fenomenal Diccionario de lugares comunes, Flaubert definía “Maquiavelismo” irónicamente como: “Palabra violenta y terrible, que debe ser mencionada temblando”. Es muy probable que Maquiavelo mismo, el culpable de todo ese revuelo, tuviese en mente algo mucho menos dramático.
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De: Carlos Vidales

Fecha: Estocolmo ,  24 de julio de 2013 20:05
Asunto: Re: Maquiavelo, el bueno. El príncipe, 500 años después. ARCADIA Publicado el: 2013-07-18
Para: NTC ntcgra@gmail.com

Mil gracias por ese envío.

En Europa, hace ya tiempo que se reconoce el mérito histórico de Maquiavelo como fundador de la política (o de la politología) moderna: fue él quien, primero que nadie en Occidente, explicó con frío razonamiento que la política no es una actividad que depende de la suerte o del destino, o de los augurios, como creían los griegos y romanos, sino del cálculo racional y del estudio de las fuerzas, las mentalidades, los intereses, los apetitos y las motivaciones de los grupos sociales. Esto fue detalladamente analizado por Antonio Gramsci en sus Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el estado moderno, escritas en la cárcel y publicadas después de su muerte.
En Colombia, Luis Vidales fue el primero en reivindicar el nombre y la obra de Maquiavelo, explicando que los escritos y la acción política del pensador florentino como secretario de la Cancillería durante el período de la república popular gobernada por el Consejo de los Quinientos, significaban el triunfo de la racionalidad sobre la superstición y el dogma, abrían el camino al estudio de la política como un ejercicio de indagación científica e incorporaban los conceptos de "opinión pública", "análisis de las correlaciones de fuerzas", "límites sociales del poder absoluto" y otros factores objetivos y subjetivos cuyo estudio era obligatorio para quien se ocupara de los problemas del poder y de la política. Luis Vidales escribió una "Defensa de Maquiavelo" (Notas para un juicio, Revista de las Indias, No. 8, agosto de 1939, pp. 30-52), en el cual intentaba demostrar que los prejuicios antimaquiavélicos son infundados, irracionales, monacales, clericales. Un poco más tarde, en plena guerra mundial, en un suplemento dominical de El Tiempo (23 de junio de 1940), se publicó otro ensayo de Vidales titulado "De Nicolás maquiavelo a los Dictadores Totalitarios". En él dice: "Maquiavelo surge hoy en todo el señorío de su pensamiento, como el mayor racionalista de una era que todavía conservaba en sus entrañas la ausencia de espíritu crítico de la Edad Media". Y, comentando la obra del genio florentino, dice que es "el análisis histórico más desprovisto de prejuicios que se haya conocido". Luis Vidales es el primer pensador colombiano que llama la atención sobre la revolución intelectual que Maquiavelo encarna, como ideólogo del racionalismo científico frente al dogmatismo medieval, es decir, como el pensador que proclama que el arte de la política es el resultado de un proceso intelectual, de cálculos racionales, no el fruto de los caprichos de algún Dios.

NTC ... Enlace: El Tiempo, 23 de Junio de 1940suplemento dominical,  ensayo de Luis Vidales titulado 
"De Nicolás maquiavelo a los Dictadores Totalitarios".
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Siempre me ha llamado la atención, y no puedo negar que me enorgullece mucho, saber que Luis Vidales escribió estas cosas sin haber leído a Gramsci, es decir, que concibió estas ideas sin otro apoyo que el de sus lecturas de la historia y su capacidad de razonar críticamente sobre todo lo habido y por haber, como recomendaba Marx. He dicho, en un escrito de refutación a un ensayo vulgar, plagado de ignorancias, que intentaba arrojar manchas sobre la figura de mi padre: "Por esos mismos años, el genio admirable de Antonio Gramsci escribía lo mismo en sus cuadernos de la cárcel, y se da el caso de que Vidales, en la aldea monacal y cretina de Bogotá, coincidía con Gramsci sin haber tenido la posibilidad de comunicarse con él (los textos gramscianos se publicaron recién en 1949, bajo el título Note sul Machiavelli, sulla politica e sullo Stato moderno, por la ed. Einaudi). Colombia debería sentirse orgullosa de haber parido un intelectual como Luis Vidales, en lugar de seguir arropando prejuicios mezquinos bajo las sotanas de los curas."
Ahora bien, a mi juicio, el artículo de Hernán D. Caro que publica Arcadia tiene un defecto muy grave y muy común: no menciona ni por asomo la obra más importante de Maquiavelo (depués de su copiosa y genial correspondencia, claro), que ningún autor colombiano cita nunca, vaya uno a saber por qué. Me refiero a sus voluminosos Discursos sobre la primera década de Tito Livio (Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio), obra imprescindible para la comprensión cabal del genio florentino, precisamente porque fue escrita para explicar lo que debe hacer una república, no un príncipe, para perdurar y progresar. Escritos con extraordinaria elegancia y sencillez pedagógica (conjunción de virtudes que, en nuestro medio retórico y veintejuliero suelen ser incompatibles), los Discursos deberían ser leídos y estudiados por todo aquel que pretenda transitar el laberinto de la política moderna con espíritu democrático y republicano. De nada ha valido que la revolución cubana haya incluído estos Discursos en la magnífica edición de las obras de Maquiavelo (Obras Políticas, La Habana, 1971) para sacar de la pereza mental a muchos de nuestros políticos de izquierda y moverlos a estudiar en serio el arte de la política. Es en los Discursos, más que en El Príncipe, donde se descubren con claridad los conceptos democráticos y los entusiasmos populares del genio florentino; y es allí, más que en ninguna otra obra de Maquiavelo, donde se encuentran las claves de su método de análisis racional, que anticipa el humanismo, el racionalismo cartesiano de la duda metódica y los principios de la investigación científica moderna de los siglos siguientes.
Maquiavelo es, pues, fundador y pionero de las Ciencias Políticas. Al analizar las motivaciones de los grupos sociales, anticipa el análisis socioeconómico de Carlos Marx. Cuando dice que "donde hay igualdad de fortunas no puede haber tiranía y donde hay gran desigualdad de fortunas no puede haber libertad", abre el camino al análisis que conducirá a Marx a la convicción de que "es el ser social del individuo el que determina su conciencia [y su conducta social]". Y, para no abundar demasiado, cuando dice que los líderes y grupos tienen "apetitos", abre las puertas a la construcción del concepto "intereses de clase".
El eterno retorno de las analistas a El Príncipe, por eso, marca la ceguera de clase de quienes solamente ven en la política la presencia y la acción de los líderes, de los caudillos, de los caciques, de los jefes. Y, al mismo tiempo, pone al descubierto la ignorancia ilustrada de quienes solamente han leído El Príncipe porque así lo han dictado la iglesia, el dogma, Napoléon, la reina Cristina y cuanto emperador o caudillo, monarca o cacique se han dignado escribir notas al margen de la obra política menos importante del secretario florentino.
El gran protagonista del pensamiento de maquiavelo es el pueblo, no el príncipe. Y al pueblo no le dedica ruegos, procesiones ni esperanzas de milagros, sino enseñanzas racionales, claras y pedagógicas.
Finalmente, algunas palabras sobre el idioma de Maquiavelo. El prodigioso estilo de los Discursos, escritos en lengua florentina de fines del siglo XV, solamente es superado por la belleza narrativa de su Historia de Florencia (Alfaguara, Madrid, 1978) que, escrita bajo el título de Istorie fiorentine, es su última obra y constituye su testamento espiritual. Es su canto del cisne.

Nicolás Maquiavelo murió en 1527, en su casa de campo cerca de Florencia.
Saludos muy cordiales.
Carlos Vidales

Estocolmo, julio 25 de 2013

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NTC ...  ENLACES: 

El Tiempo, 23 de Junio de 1940 suplemento dominical,  se publicó otro ensayo de Vidales titulado "De Nicolás maquiavelo a los Dictadores Totalitarios".
http://news.google.com/newspapers/p/eltiempo?nid=N2osnxbUuuUC&dat=19400623&printsec=frontpage&hl=es
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El Tiempo, 23 de Junio de 1940 Página 1a.
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